Leonel Antonio Reyna como una tripa vacía, un filisteo, ignorante, huérfano de sustancia, de escrúpulos, sin pudor, como una criatura de paja o un hombre babosa, atolondrado, se muestra lleno de fe y falsa esperanza en las supersticiones oscurantistas más abyectas que puedan, irracional e ilógicamente, concurrir en su auxilio

15-05-2009

 

Leonel Antonio Reyna está siendo vapuleado por la vida real, la que, en cada paso suyo, como en cada nuevo giro que dicha vida histórico-social del mundo y del país se ve obligada a dar, le viene dejando -al disoluto y podrido, corrupto, corruptor, sanguinario e inepto hasta los niveles más espurios de la estupidez- como una tripa vacía, o sea, un filisteo, ignorante, huérfano de sustancia, de escrúpulos, sin pudor, como una criatura de paja o un hombre babosa, que, atolondrado, se muestra lleno de fe y falsa esperanza en las supersticiones oscurantistas más abyectas que puedan, irracional e ilógicamente, concurrir en su auxilio.

Y así, desconcertado, despliega una contradictoria trayectoria de tumbos en tumbos que lo ha llevado a la formalización de un cuestionable pacto con el representante de una supuesta oposición que, en el terreno de la actividad económico-social y de la estructura de clase, como de las estratagemas ignominiosas por parte de los círculos de los verdugos y enemigos del país y del pueblo son socios; esto es, tanto Miguel Vargas Maldonado como su aliado el Pálido-Pelegato, el Perrodé y las sabandijas infames del tirano alimaña Joaquín Balaguer, del multi-grupúsculo Partido Reformista Social Cristiano. Los cinco son harina del mismo saco; los tres son uno y los dos son las caras yuxtapuestas de la misma sucia y rastrera moneda: la politiquería y la corruptela de los partidos del sistema.

 

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