EN SU PERMANENTE NEGATIVA A EFECTUAR UN JUSTO Y NECESARIO AUMENTO SALARIAL A LOS OBREROS Y TRABAJADORES

Los verdugos seudo-empresarios del patio y su sistema capitalista de explotación demuestran su incapacidad para satisfacer hasta las necesidades de supervivencia de las masas laboriosas así como su total carencia hasta del supuesto orgullo de clase dominante del país

28-04-2011

 

Un régimen o sistema de producción que impere en una sociedad en que la clase social dominante, y que la representa, erija en cuestión intocable su derecho a no garantizar a su población ni siquiera una cuarta parte de los bienes y servicios que dicha población en general requiere y necesita para el simple sustento y mantenimiento de su existencia, aún como conglomerado de clases no pudientes, esto es, que no tienen a su alcance y por lo tanto no tienen la posibilidad de obtener y disponer de los bienes y servicios para su mantenimiento, para su supervivencia, es un régimen de producción y distribución económico-social obsoleto, frente al que la sociedad y el conglomerado social de grupos económico-sociales que la componen y que son aplastados por dicho régimen, obligadamente se han de plantear como una tarea de primer orden su reemplazo por medio del cambio de fondo y mas radical, sin miramientos ni contemplaciones.

Respecto al sistema o régimen económico-social capitalista y su modelo tenido como el más avanzado, desde el punto de vista burgués, por ser más consecuentemente capitalista, que es el neoliberalismo (que es el que aquí el boschismo concluyó imponiendo en forma culminante desde el 1996, con el arribo del Pálido-Pelegato, representado por el perdulario de las miserias humanas y de sus prácticas más aborrecibles que es ese espécimen llamado Leonel Antonio Reyna, arquetipo indiscutible de lo que es ser disoluto, corrupto, criminal, indolente y cínico), el balance que recoge sus resultados y secuelas finales arroja en forma categórica el saldo que destaca su creciente  incapacidad hasta para hacer viable que el conglomerado social, en un porcentaje mayor del 80%, y tal vez alcanzando el 90%, satisfaga en un nivel adecuado sus inaplazables necesidades alimentarias; como tampoco lo hace en las distintas esferas sociales de vital importancia. La población en general, así como sufre hambre, padece del mismo modo precariedad e insatisfacciones de casas para habitar juntos marido y mujer con sus hijos procreados; no puede, el conglomerado poblacional o pueblo, satisfacer las necesidades de salud como de atención médica profesional, medicina y tratamiento de las enfermedades que regularmente atacan y merman la salud humana; no puede cubrir los gastos de la educación escolar ni mucho menos a nivel profesional; no puede cubrir las acentuadas y encarecidas necesidades de transporte, como de los costos de los servicios de energía eléctrica, agua potable y de aseo para la sanidad  personal y de las familias.

Lo que las ciencias sociales y políticas se preguntan es, hasta cuándo el conglomerado social dominicano podrá seguir soportando este proceso de su brutal aplastamiento sin esperanzas de mejorías en el estrecho marco de este sistema capitalista neoliberal y el parasitismo ancestral de la Iglesia-Católica Vaticano, Apostólica, Romana y Cristiana, amparado dicho parasitismo en el Concordato, el Vicariato Castrense y el Programa de Educación Católica o Patronato Nacional San Rafael, lo que es más viejo que el predominio aquí del neoliberalismo, puesto que éste se impone en el 1996 y el parasitismo clerical católico se oficializa desde el 1954, fecha de la imposición del oneroso fideicomiso colonial que es el Concordato.

Desde hace mucho que venimos resaltando la traición acelerada de los mercenarios sindicalistas, agentes (peores que los gendarmes policiales, claro que no peores que los curas ni que los pastores evangélicos) de los explotadores capitalistas y del imperialismo, como de la misma Iglesia Católica-Vaticano y de las vividoras sectas evangélicas o protestantes, cuando sólo una vez cada año hacen un show de arrodillarse a mendigar que los explotadores les den una migaja de aumento de salario; salario que a duras penas, y en los casos mas sorprendentes, apenas da para cubrir un 25% de lo que en una interpretación exageradamente tan estrecha como mezquina se ha de entender como el costo de la canasta familiar.

Y los ideólogos, políticos, periodistas y apologistas empecinados de este aborrecible régimen, aún así se empeñan en presentarlo como el sistema ideal y hasta justo, lo que no es más que el más monstruoso desastre y lo que, de por sí, habla de la naturaleza, el contenido, el carácter y el significado desastroso de lo que es el modelo neoliberal capitalista, a la vez que los deja a todos ellos muy mal parados pues, que más demostración  que esta deplorable e insoportable realidad de los resultados de la opresión y explotación del yugo del imperio-capitalismo, principalmente el yanqui, el norteamericano, así como el imperialismo europeo del bloque de éste llamado la Unión Europea: Francia, la hedionda y asquerosa Francia, la aborrecible y nauseabunda España, la insoportable y criminal Inglaterra, la arrogante y cretina Alemania, los andrajosos italianos, como esas basuras incalificables que son Rusia y la China de la pandilla de la mafia de Chinatown, a lo que hay que sobreponerle el parasitismo desaprensivo, obsesivo, ancestral y criminal de esa maldita holgazana y necia vividora, la abominable Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y Cristiana.

Cuando los capitalistas del patio (que a su vez forman el coro que enaltece las supuestas virtudes de su régimen económico-social, que no es capaz de poner al alcance de sus esclavos ni los bienes materiales ni los servicios para su sola supervivencia) llegan al extremo de, en forma descarada, afirmar que sólo pueden hacer un aumento del 11% del salario mínimo actual, están demostrando que no poseen siquiera el pudor ni los escrúpulos del supuesto orgullo de una clase dominante.

Basta y sobra para estigmatizarlos hacer el contraste vergonzoso de que se atrincheran en la mentira de que la canasta familiar es de 10 mil pesos mensuales, cuando en verdad es de 42 mil y no de 29 mil como, para hacer de curanderos y mercenarios, dicen ahora sus agentes sindicalistas.

 

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