MINOU TAVAREZ DEMANDA JUSTICIA EXCLUSIVA Y PRIVILEGIADA CUANDO LA JUSTICIA DEBE SER IGUAL PARA TODOS

Se ha declarado contumaz anti-dominicana y pro-haitiana y en medio de su depravación abominable y asqueante respaldó el robo y despojo al Estado de sus empresas públicas como contribuyó a la implantación del terrorismo de Estado por los gobiernos pálidos con la criminal carnicería de ciudadanos

23-12-2013

 

La hija de Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal, la nombrada Minou Tavárez Mirabal, está entre los más viles y execrables seres humanos. Es una abominación realmente despreciable y asqueante.

Criada bajo la falaz creencia de que pertenecía a una supuesta raza diferente, en un ambiente condicionado para servirle, y todo ello con fines preconcebidos y ocultos.

Después de esta aciaga trayectoria dando tumbulazos, bandazos y traspiés, resulta enganchada donde tienen que ir a parar todas las escorias que presumen de lo que no tienen ni han podido tener, esto es, al Pálido pelegato boschista, neoliberal, clerical y pro-haitiano, con todo el decadentismo de las aberraciones cultivadas y fomentadas por el decadentismo imperialista; puesto que no es el caso de los negros dominicanos que, ante los colonialistas franceses, se declaraban “blancos de la tierra”, como una forma de reivindicar su valía social y productiva en la sociedad colonial; sino que, el de Minou Tavárez Mirabal, encaja en lo de que, donde la naturaleza se mostró avara y no aportó de sus componentes positivos, por más esfuerzos que se empecinen en hacer esos desafortunados y desamparados de la madre naturaleza, no puede haber.

¡Oh!, ¡qué bien! Que hija tan digna la de Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal, con sus aberraciones personales, las que remata con toda suerte de depravaciones ideológicas y políticas, oportunistas y anti-comunistas, anti-marxistas y anti-leninistas. Tras el ascenso del paranarco terrorista y capo di tutti capi, Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández, éste la nombra como vicecanciller de la República, desde donde hizo una vulgar e infame labor de zapa en contra de la soberanía nacional y la autodeterminación del pueblo dominicano, pactando y actuando como una vil mercenaria del imperialismo norteamericano, del parasitismo de la Iglesia Católica-Vaticano, como de la Unión Europea y los países imperialistas que integran dicho bloque imperialista y genocida de los pueblos y países de Africa, Asia, Medio Oriente, de América Latina y El Caribe, y que, además, les pagan, cobrando en dólares y en euros.

Para el primer desgobierno de Leonel Antonio Reyna y los pálidos pelegatos boschistas, Minou, como hemos dicho, era funcionaria de dicho gobierno, desde el mismo momento en que se instaló el 16 de Agosto del 1996, y, por lo tanto, la misma que viste y calza, y que responde al nombre de Minou Tavárez Mirabal, jamás abrió su boca ni movió su lengua suave para defender las riquezas nacionales ni el patrimonio estatal, sino que calló y escondió su lengua en la parte más oscura del cuerpo; y así, hizo causa común con el despojo de las propiedades del pueblo, vía el Estado, cerrando filas con la pérfida coartada de eventual saqueo y despojo al país de “proceso de capitalización de las empresas del Estado”; proceso de capitalización cuya denominación es uno de los actos más cínicos que recoge la historia universal de la infamia, ya que fueron de tal manera capitalizadas dichas empresas del Estado, como Corde, CDE y Consejo Estatal del Azúcar, que se trasmutaron todas en empresas propiedad privada de los capitalistas, sin respetar soberanía ni interés nacional, ni consultar al pueblo, en cuya voluntad descansa la soberanía y la autodeterminación, como la libre elección de la forma de vida del país; esto es, en ello consiste la soberanía popular.

Ese proceso de despojo fue llevado a cabo por el Pálido pelegato boschista bajo el primer régimen paranarco terrorista, anti-nacional y anti-popular, como archi-corrupto y archi-criminal, hasta los niveles de la incriminación como criminales de lesa humanidad, ante todo lo cual se ha de juzgar, confrontándola con todas las variedades de esas execrables políticas, compartidas, apoyadas y defendidas por la justiciera, a su singular manera, por Minou Tavárez Mirabal.

La corrupción de ese proceso de despojo y robo al Estado de las empresas propiedad del pueblo, fue compartido por el Perrodé, en las personas del mismo haitiano José Francisco Peña Gómez y la basura o pestilencia de los albañales, de la mayor degradación concebida, que es Milagros Ortiz Bosch, los renegados revisionistas del partido “capitulacionista” dominicano (p“c”d) y antiguos cofrades de orgías y aventuras de toda índole, de la honorable Minou Tavárez Mirabal, que ya habían dado el salto de quitarse la careta, empezando con los casos del Gordo Cuello, Carlos Dore, Emma Tavárez Justo, quien le levantó la mano a Joaquín Balaguer y abrazó amorosamente a Donald Read Cabral, y Tony Isa Conde, el viejo y tarado agente de la CIA que llegó a pavonearse en Cuba como el jefe militar de esa banda de renegados revisionistas y ultra-traidores, y proclamarse como un comandante glorioso durante la Guerra de Abril. en la que, al igual que Fidelio Despradel, o un Fafa Taveras, no se conoce, ni siquiera en conatos de intercambios de disparos, que habrían participado, que es el mismo caso de Tony Isa; pues éste fue el nombrado por consenso, y a propuesta de Peña Gómez y Milagros Ortiz Bosch, como el Presidente de aquel descuartizamiento económico llamado proceso de capitalización de las empresas del Estado, el que fue tan podrido y corrupto que, para protegerse las espaldas, terminaron comprometiendo al usurpador y agente del trujillismo, como de la mafia de los Báez Romano, Báez Figueroa y comparsa, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia usurpada, nos referimos al inescrupuloso y desalmado aldeano montaraz Jorge Subero Isa, al que, para callarle la boca, le regalaron la Marmolería Nacional a su hijo, usando como testaferro al hermano menor de Subero Isa, que tenía un modesto negocito en el ramo de la marmolería.

Si se busca Marmotech Dominicana en Internet, ahí mismo se puede palpar el proceso de lo ocurrido y lo que, además, significó y fue, el proceso de capitalización de las empresas públicas o del Estado.

Pero ya para ese tiempo la afable, y demandante de justicia particular y personal, empezó a ser congresista, diputada del Pálido pelegato boschista; y desde el 2000 hasta hoy, 14 años después, sigue siendo congresista, ocupando un curul en la Cámara de Diputados de la República Dominicana.

Y sucede que aquí es donde la puerca retuerce el rabo, que, como es conocido en el terreno específico de los derechos humanos y de la brega por el Estado de Derecho, apenas con 75 días al frente del Poder del Estado, el gángster y adicto a los estupefacientes como aberrado sexual reconocido, Leonel Antonio Reyna, teniendo lazos oscuros con el carnicero Rudolph Giuliani, entonces Alcalde de Nueva York, opta por imponer la política del terrorismo de Estado sobre la población, so pretexto del auge de la delincuencia y de la necesidad de frenar la delincuencia. Hablamos en el año 1996, después del 16 de agosto de dicho año.

Así, Leonel Antonio Reyna es previamente sometido a una terapia de adecuación y manejo del stress por situaciones catastróficas. Un doctorcito de las sombras, de apellido Rojas, es urgentemente entrenado para dominar la terapia correspondiente.

Y el 1ro. de Noviembre, apenas a 75 días de haber tomado el Poder del Estado, bajo la expectativa generalizada de la esperanza, de que se abrían las puertas a una etapa en que se le pondría control a los desmanes policiales y a las arbitrariedades criminales del absolutismo despótico, entronizado ancestralmente en el Poder del Estado, Leonel Antonio Reyna, como un enajenado que está bajo los efectos de fármacos, se presenta en una cadena de televisión, y proclama formalmente el inicio de la carnicería o carnaval sangriento de asesinatos de ciudadanos, a manos de los escuadrones policiales de la muerte, de la que hicieron de alentadores, auspiciadotes y consejeros, tanto el alias Cardenal, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, como el conjunto de alias obispos, y los pusilánimes como viles ministros y pastores de las sectas protestantes; pero por sobre todo Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador) y la prensa del Opus Dei de Pepín Corripio, como buen falangista franquista, que concertó con Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador) para que éste, desde su vieja columna “Pulsaciones”, diera a la publicidad una serie de artículos de acondicionamiento de la opinión pública, en torno a la supuesta necesidad de llevar a cabo una campaña de exterminio o limpieza, en el estilo de la “operación chapeo bajito”, que la dictadura de Trujillo llevaba a cabo periódicamente, bajo la asesoría de la Iglesia Católica-Vaticano y de los organismos de espionaje norteamericanos, que aparentaban en conjunto estar distantes e indiferentes de lo que ocurría.

Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador) puso diversos ejemplos, de cómo los gobernadores y el SIM enviaban a sus agentes a solicitar, del ladrón y sociópata, tales actividades de control de la delincuencia; y la actitud de simulación de éste, haciéndose el que no sabía de qué se le estaba hablando ni de lo que se le estaba solicitando, lo que, afirmaba, precisamente Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), que esa pose del chacal carnicero, Rafael Leonidas Trujillo Molina, era dando su anuencia y el visto bueno para que sus autoridades del espionaje, investidas de cargos públicos, como el de Gobernador, los oficiales policiales y militares, procedieran a llevar a cabo su labor de exterminio de ciudadanos acusados de ser ladrones.

Culminando esa fase, el alias Cardenal, desde el púlpito de la Catedral, demandó mano dura de parte de las autoridades gubernamentales y policiales, selectivamente, contra la delincuencia famélica, que algunos llegaron sarcásticamente a evaluar y presentar el fenómeno, afirmando que se trataba de una sublevación no política, sino social, proveniente de los grupos marginales. Pero estos avispados y originales publicistas de la prensa amarilla, sin llegar nunca a reclamar el respeto a la vida, como derecho humano esencial, con carácter de Ley Constitucional y, por lo tanto, exigir, que no se siguiera incurriendo en la reedición de la época sangrienta de Ludovico Fernández, Federico Fiallo, José Pimentel, Fausto Caamaño, Alcántara en El Sisal, Gutierrito, el padre de Euclides, en el campo de concentración de Nagua, junto a Ibarra Fas, de Ripley, Horacio Frías, el mayor Féliz, el abuelo materno de Euclides Gutiérrez, etc.

Por el contrario, cuando ya la campaña de exterminio estaba a pleno vapor, bajo la coartada de los intercambios de disparos, la cual, aún 18 años después de Leonel Antonio Reyna, oficialmente declararla, con aquellas palabras de: “No he visto el fantasma de Trujillo en el Palacio Nacional…” Y el alias Cardenal refuerza su aporte de la mano dura con lo de, ninguna piedad para los delincuentes famélicos. Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), preso de la euforia por el éxito obtenido en tan bastarda campaña criminal, con el privilegio de la impunidad, procedió a dar gracias, explicando que todo eso, aunque eran vivencias suyas desde la época de la dictadura, en realidad las había llegado a dominar y a asimilar, gracias a su formación de aspirante a jesuita en los seminarios de la Iglesia Católica-Vaticano en el país, y que, aunque en un tramo de su formación, desistió de la meta, en realidad nunca había dejado de ser un jesuita, y que el gozo que sentía al actuar como un jesuita, le reconfortaba el alma.

Así, durante los 14 años de Minou Tavárez Mirabal como congresista, diputada del partido de gobierno, esa Minou Tavárez Mirabal nunca ha levantado su voz para pedir respeto por la vida humana, ni denunciar que la política oficial de terrorismo de Estado es violatoria del Estado de Derecho, de la Constitución, del Código Procesal Penal y de todo el orden jurídico establecido; una vez que no está instituida la pena de muerte ni las ejecuciones de ciudadanos; como tampoco la Policía Nacional es un tribunal, en el que sus oficiales son jueces que determinan quién tiene derecho a  vivir y quién no, a resultas de lo que la Policía Nacional tiene patente de corso para ejecutar, por las razones que sea, y sean cuales sean las patologías de sus miembros.

¿A cuántos ascienden los saldos respectivos de ejecutados por la política del terrorismo de Estado, en cada período gubernamental y en los 18 años de conjunto, desde que el gobierno y el Partido de Minou Tavárez Mirabal dispuso la vigencia, el 1ro. de Noviembre del 1996, del terrorismo de Estado? Eso, si se calcula a razón de 2 mil por año, arrojaría un balance de 36 mil, pero si se toma el número de 3 mil por año, que es una cifra muy conservadora, se tiene que los ejecutados en estos 18 años de prevalencia de la política de exterminio del Pálido pelegato boschista -que ningún dirigente ni miembro de esa parcela se ha atrevido a objetar-, el monto pasaría de los 54 mil ciudadanos muertos por vía de las ejecuciones policiales, so pretexto de los intercambios de disparos; todo lo que, de por sí, y hasta independientemente de los argumentos que se quieran desplegar a su favor, resulta una realidad espeluznante y catastrófica, que obliga a una reflexión de fondo, y con esta reflexión, una campaña en aras de parar la vorágine de la carnicería humana que ha llevado a cabo el Pálido pelegato boschista, con la entronización de su terrorismo de Estado.

Minou Tavárez Mirabal, todos los familiares de Manolo Tavárez Justo, su padre, como de Minerva Mirabal, su difunta madre, deberían haberse sensibilizado por haber vivido en carne propia esa amarga experiencia de ver asesinar a su familiar por acciones de abusos de Poder y con la finalidad de imponer la paz de los cementerios y la cultura del miedo.

Ese largo silencio de Minou Tavárez Mirabal, como de Manuel Enrique Tavárez Mirabal, igual que por parte de los hijos de las otras dos hermanas Mirabal, muertas asesinadas por el terrorismo de Estado, y no por violencia de género, como llegaran, en su infame comportamiento, a propalar, Minou Tavárez Mirabal y su Minerva Rodríguez Tavárez, residente en París, Francia; y ni qué decir de ese granuja y pervertido de Leandro Guzmán.

Su indiferencia deliberada y calculada, como sincera y elocuente, de su real catadura, simple y llanamente ha terminado por descalificarlos para reclamar justicia, puesto que, al disponerse a hacerlo, no alcanzan siquiera a dejar a un lado sus mezquindades y prejuicios de élites superiores a los hijos del pueblo, demostrando que están tan amarrados a sus miseria humanas, a sus bajas pasiones y torpes instintos animales, que no alcanzan, como lo demuestran con la demanda exclusiva, por Manolo Tavárez Justo haber sido fusilado, después de haberse entregado, suerte que no corrió solo, sino en la que le acompañaron, no sólo los que, como él, estaban conscientes de que a la insurrección no se juega y que, al momento de iniciarla, se ha de saber que se debe estar dispuesto de llevarla y mantenerla hasta las últimas consecuencias.

Históricamente viene a resultar, que sus copartícipes en el objetivo de no llevar a cabo un proceso de reconocimiento de sus crasos errores de cálculos, de sus inconsecuencias como supuestos dirigentes, para no admitir que carecían de los criterios más elementales sobre el conocimiento de la naturaleza de una acción de la envergadura de una insurrección, que empezaba por la violación y el más absoluto irrespeto por las experiencias sintetizadas, a la luz de la más estricta y rigurosa concepción científica, que crea y sustenta el materialismo histórico, como filosofía de la historia y protocolo general de la actividad política, de la que, la insurrección es una parte particular, y superior a la vez, de dicha actividad política, en que, siguiendo el ejemplo que les diera, al parecer, Manolo Tavárez Justo, de no importarle más que sus caprichosas ocurrencias, basadas en subjetividades, y prácticas anuladoras de los mecanismos dialécticos de la ciencia y el arte de pensar, sobre todo cuando se trata de presuntos jefes, líderes y dirigentes de masas, de pueblo y de clases que, ante todo, están obligados a ser responsables del movimiento general, del que deben saber prever de que no cometa errores irreversibles, que conlleven a la catástrofe del movimiento, del que fungían de ser sus dirigentes y jefes.

La confiabilidad de las masas, de los seguidores y dirigidos, nace de la pericia y la capacidad de los jefes. El ABC del marxismo-leninismo, o materialismo histórico, establece, que las masas o pueblos se dividen en clases, que éstas son representadas por partidos políticos, que son dirigidos y guiados por los más probados, inteligentes, experimentados, confiables por las masas, por las clases y por los seguidores.

Minou Tavárez Mirabal y su hermano, junto al tenebroso ultra-traidor que, al fin y al cabo, resultó socio del agente de la CIA que, habiendo pedido la invasión del imperialismo yanqui en el 1965, se amparó en ésta para llevar a cabo los más horrorosos genocidios contra el pueblo dominicano, como fueron los crímenes de lesa humanidad del Gobierno de San Isidro, auto designado de Reconstrucción Nacional, en Mata Redonda y la Hacienda Estrella, durante la ocupación norteamericana del 1965; se trata de Imbert Barreras, socio de Leandro Guzmán.

Minou Tavárez Mirabal y sus congéneres han de saber que la justicia, para que sea justicia, ha de ser para todos y no para un privilegiado.

Todos esos a quienes Manolo Tavárez Justo, con su irresponsable actitud e inconsecuente comportamiento, llevó a la muerte, por un afán inadecuado de fama y gloria, también merecen justicia; como merecen respeto todos los grandes revolucionarios, cuyas experiencias sintetizaron como teoría revolucionaria, y que Manolo Tavárez Justo y sus epígonos, llenos de arrogancia, soberbia y prepotencia, pisotearon.

 

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