A MAS DE 50 AÑOS DE LA AVENTURA SUICIDA DE NOVIEMBRE DEL 1963

Los epígonos del oportunismo en su papel de provocadores contrarrevolucionarios proclaman su total oposición a reconocer que aquello fue un sainete y burda tragicomedia

Se han dedicado a comercializar como prostitutas con los anhelos de redención del pueblo vendiéndose a la reacción y pasando a engrosar los estamentos de la burguesía burocratizada

26-12-2013

 

Desde que se inventaron las excusas, dice una máxima, nadie queda mal. La partera mala, culpa al c… Que Juana estaba lavando y se le acabó el jabón. Pero más cierto es que, en todos los terrenos y campos de que se trate, si los que protagonizan el evento que se está realizando en cada una de las fases del mismo, no son capaces de efectuar una evaluación a fondo, que se atenga estrictamente a los factores objetivos, que son los que forman las condiciones en que se lleva a cabo el evento, y que están fuera de la conciencia de los sujetos que actúan como protagonistas; como, por igual y al mismo tiempo, si no se evalúan, con estricto apego a la realidad objetiva, los factores subjetivos, como la conciencia, la pericia, destreza o dominio de la técnica, como capacidad creadora fuera del libreto, etc., por parte de los participantes en conjunto, como de cada uno de esos protagonistas, es casi seguro el fracaso rotundo en el logro del fin propuesto. Y si, después de haber fracasado en ese primer intento, al intentar llevar a cabo en otra ocasión el mismo evento, después de querer encontrar la fuente del fracaso en pretextos  y alegatos falsos, insistiendo de manera arrogante y terca en los errores, persistiendo en repetirlos, el fracaso por segunda vez o la tercera es casi seguro y no se hará esperar.

Como el papel lo aguanta todo y, además, en el régimen capitalista, cada quien puede llegar a pensar lo que quiera, y hasta intentar llevarlo a cabo, con la única salvedad, sin juantutía, que cargará con la responsabilidad de lo que acarrean sus pensamientos, cuando intenta llevarlos a la práctica.

En su abigarramiento de contradicciones, al abordar la cuestión del inminente fracaso, previsible de antemano, el torpe como estúpido gañán de Rafa Pérez Modesto admite, a contrapelo, una verdad que es innegable, pero que, intelectualmente castrado, se queda ahogado en el fenomenalismo y la superficialidad del gregarismo, que rompe toda vinculación dialéctica, sin la cual no se puede llegar a agarrar y a percibir la ley de la doctrina revolucionaria que groseramente se ha violado al momento de hablar de insurrección, lo cual estriba en su desligamiento de la política, y por negación de que, toda insurrección armada no ha de ser más que la prolongación de la política por otra vía y bajo la forma superior de la lucha política, que son los crímenes del castrismo, del guevarismo y del foquismo.

En el caso, por ejemplo, del sainete que montó Manolo Tavárez Justo junto a sus seguidores con sus mismas ideas, respecto a lo que les gustaría hacer; y le llamaron insurrección armada, en suplantación de la debida actividad política y métodos correspondiente de acción, que demandaba la situación, acuñando así ideas subjetivistas, que no se correspondían con la realidad objetiva, que era definida por la correlación de las clases y estamentos que se enfrentaban en lucha, cada quien por sus intereses y objetivos políticos, económico-sociales, y que tampoco tomaba en cuenta la situación espiritual y de conciencia de lucha de las masas del pueblo, como sus niveles o grados de organización, menospreciando la voluntad de las masas y empeñándose en colocar sus particulares subjetividades en el lugar, en el sentir y la creencia de esas masas populares, que son las que hacen la historia y operan como las fuerzas motrices, impulsoras de las ruedas de la historia y sus procesos particulares y generales; el fracaso era tan inexorable como seguro, sólo era cuestión de poco tiempo, como lo estimaron los adversarios, por razones teóricas, ideológicas, políticas y organizativas, que desistieron de esa aventura.

Al mes, justamente, se produjo la catástrofe prevista y anunciada. En Manolo Tavárez Justo todo es superficial, apresurado e intrascendente. Se declaró, el 21 de noviembre, el inicio de esa tragicomedia del teatro bufo, que tuvo como desenlace aquellos charcos sangrientos, con engaños y muchas falsas ilusiones apagadas, pero con la comprobación de todo lo que, de antemano, auguraba la doctrina de la revolución, que es la síntesis y resumen dialéctico, materialista y contradictorio, que es el marxismo-leninismo, de la lucha de clases entre explotados y oprimidos, de un lado, y los explotadores y opresores, del otro lado.

No se debe jamás jugar a la insurrección. Y cuando sea forzoso recurrir a ella, se ha de entender que hay que perseverar y llevarla hasta las últimas consecuencias, preconizaron Marx y Engels. Y sobre todo subraya, en forma insistente Lenin, quien a su vez lleva a cabo una síntesis magistral de los pormenores del enfrentamiento de las tendencias y corrientes ideológico-políticas en todos los terrenos, para terminar poniendo de relieve que, siendo el ABC del materialismo histórico y de la ciencia de la lucha política, que las masas se componen de clases, y que éstas están representadas por partidos políticos, tendencias y corrientes del pensamiento, a la cabeza de los cuales (partidos, tendencias y corrientes) se colocan y son colocados los elementos probados en la lucha y curtidos en experiencia, a los que se les designa con el nombre bien ganado en buena lid de dirigentes o jefes, que cargan la responsabilidad de dirigir las luchas, igual a como acontece, sin ser dados ni inclinarnos por el recurso de la analogía, no sólo para obtener la victoria, sino para preveer y evitar derrotas innecesarias, que causan pérdidas momentáneamente irreparables.

El pensamiento de Lenin está impregnado siempre de la genialidad y el inmenso talento, conjugado con esa inteligencia que convina el razonamiento en frío sobre un corazón caliente. Y así, advierte que, en los momentos de crisis, y muchas veces como preludio de los grandes combates y jornadas inusuales de lucha, aparecen sujetos que aconsejan echar por la borda las experiencias acumuladas en el acervo que nutre la teoría revolucionaria, llamada a guiar la acción ciega y apasionada y, por ello, infértil y fuente de esos fracasos; esos noveles aventureros llaman a desconocer la sabiduría de que es depositario el marxismo-leninismo, se proclaman innovadores a los que no les importa la realidad objetiva, la cual menosprecian y buscan suplantarla, sustituyéndola por sus alucinaciones y sus disociados desvaríos con los que los lugares comunes, tenidos como reglas del conjunto, son reemplazados por frases paranoicas como las de que, si se requieren de las condiciones subjetivas y objetivas para formar una ecuación revolucionaria, existiendo las objetivas, no hay por qué esperar las condiciones subjetivas, pues si ésta no están dadas, hay que forzar su creación, con la acción de los revolucionarios, cuyo deber, como instituyó el mismo Fidel Castro en el manifiesto del movimiento anarco-terrorista que de la mano con el neotrotskismo del Che Guevara, no es tener conciencia marxista-leninista, ni disciplina, ni tener fidelidad al Partido Comunista, sin hacer la revolución, como textualmente es colocado, a título de espina dorsal, del manifiesto trotskista La Segunda Declaración de La Habana, del 26 de Julio del 1962 en La Habana, Cuba.

La forma más elevada y acabada de la lucha de clases es la lucha política por el Poder, y de ésta, su forma superior es la lucha armada. La insurrección, como método de acumulación de fuerza y vía para la creación de la situación política revolucionaria, etc., etc.; todo lo que nada tiene que ver con la teoría general de Lenin sobre la revolución.

Se trata de consignas vacías sustentadas en el filisteísmo, de los que absolutizan la conclusión final y omiten el proceso requerido como premisa pormenorizada, obligada de recorrer, lo que deliberadamente desprecian y dan por ignorar, que viene siendo la práctica aleccionadora que, como instituyen en el lugar cimero de su doctrina Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse Tung, es la fuente de la verdad y criterio último de toda teoría, de todo pensamiento.

Hoy, en el 2010, ya han pasado 50 años, y todavía, los que auspiciaron la trasgresión y el desconocimiento olímpico de cuantas leyes científicas comprobadas del devenir y la dinámica de los procesos político-sociales existan, cuyo modelo y arquetipo de dicha transgresión y pisoteo de la teoría marxista-leninista fue la parodia trágica de Manolo Tavárez Justo, alzado en insurrección; pero, como ha terminado conociéndose y trascendiendo, no con fines de obtención del Poder político y derrotar en el campo militar al aparato armado del Estado burgués-terrateniente, títere y lacayo del imperialismo yanqui y de la Iglesia Católica-Vaticano y órgano del régimen oligarquía, basado en los privilegios de la minoría, sino crear un espectáculo sensacionalista de escándalo; lo cual vuelve aquello, además de una obra tragicómica del teatro bufo, una obra maestra de la ridiculez, y forzar con ello a toda aquella reacción golpista y contrarrevolucionaria a negociar con el 14 de Junio la restauración del gobierno del espía pagado de la CIA y agente a sueldo comprobado del imperialismo norteamericano, como atestiguan los papeles desclasificados de la CIA expuestos en la Fundación Global por el historiador del movimiento socialdemócrata (socialista norteamericano) Erick Chester. ¿Acaso podía ser mayor la disociación sicótica, con alucinaciones, desvaríos y divagaciones, producto de fábulas y mentes paranoicas?

Después de 50 años de ocurrida toda aquella apoteosis de la aventura y la catástrofe, que inevitablemente acarrea jugar a la insurrección, junto a todas las basuras utilizadas, en despliegue de orfandad de sentido común y orgía de incapacidad ideológica y política como sustituto teórico, ante el vacío de la indigencia en este terreno, Manolo Tavárez Justo fue abatido, y por igual varios -casi 30- de sus epígonos y correligionarios, de los que ese dirigente se había erigido en esperanza, la cual se desvaneció, como un espejismo en el desierto causado por la desesperación; y sus supervivientes -por lo menos los que nunca han tenido ni idea lejana siquiera de lo que es tener sentido de responsabilidad, aparecen una, dos y tres veces o más al año, para reafirmar sus coartadas, mediante narraciones monótonas, de cómo se producía el descalabro. Y para dar mayor dramatismo al sainete, cuentan cómo murió éste o aquel otro, tenido por experimentado y entrenado en las escuelas de la guerra de guerrillas en el exterior; al mismo tiempo que admiten y reconocen el desastre prodigioso que fue todo aquello, narrando sandeces y lamentando lo que era sabido de todos: no teníamos respaldo en ese momento, faltaba entrenamiento, demasiado gente, por lo que era más excursión a las montañas que una insurrección guerrillera; no había una estructura armada interna que nos respaldara y llevara a cabo movimientos de distracción a los contingentes de las FF.AA.; la muletilla, como la de Bonillita Aybar “y cientos de firmas más” y “una serie de condiciones”, (Ver Pag. 16 de la entrevista de los tres charlatanes y rufianes, Fidelio Despradel, Daniel Matías y el comerciante vendutero Rafael Pérez Modesto, con el Diario Libre del 2 de Diciembre del 2013, en su sección Diálogo Libre).

Este último es tan audaz, que perfectamente desafía y supera el cinismo lumperil de Tres Patines, lo que refleja en su retruécano de pensamiento, cuando dice: “Hay dos cosas fundamentales, número uno yo no era dirigente importante, local en La Vega y tuve el privilegio de que me seleccionaron, y me siento orgulloso de haber participado en ese movimiento que estaba llamado a fracasar.

“El movimiento insurreccional, pese a todas esas condiciones que nosotros exaltamos hoy, sirvió de base para impulsar luchas que culminaron en abril del 65…” Para culminar desdiciéndose, a la vez que pone de relieve su ineptitud intrínseca para discernir, como la falta de escrúpulos y pudor que evacua, como con diarrea por su estropajosa boca de grumete, cuando dice: “El 14 de Junio siguió y tuvo otra oportunidad histórica que fue ser un ente destacado en la guerra constitucionalista del 65 y creó las bases, la muerte de Manolo y 28 de sus compañeros crearon las bases para recrudecer la lucha democrática del país…”.

Para, más adelante, este actual funcionario de los gobiernos neoliberales y, por ello, viejos y curtidos lacayos del imperialismo, del Pálido Pelegato Boschista, que es Rafael Pérez Modesto (alias El Cojo), con su boca de terina y soltando la lengua como un suaper sucio en plena faena, que sólo mueve a decir: “¡cuidado si me ensucias, cuidado si me salpicas!”, y como sirviente que es de los monopolios norteamericanos y europeos, como gerente general del Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS), entiéndase, de la privatización y comercialización de la salud del pueblo dominicano con las muertes masivas de gente, que esto viene significando, llega, en práctica de cretino senil, a emitir el siguiente embarre:

“Todas las insurrecciones que ha habido en el país, en el año 49 el intento de Luperón, la de 1959, la propia insurrección del 63, la de Caamaño, han tenido la misma base para su fracaso, se han producido en condiciones en que las masas principales no han participado”.

Sí, efectivamente, de esto es de lo que se trata. Y esto es lo que el espía y agente contrarrevolucionario Fidelio Despradel, por un lado embrolla y por otro trata de ocultar sus causas y raíces.

En nada, con carácter de importancia ni decisivo, tuvo que ver el sainete insurreccional que encabezara Manolo Tavárez Justo, en un episodio de una analogía esencial con la inmolación de las sectas de fanáticos religiosos, como la de los davidianos y las de Jim Jones en Guyana, con suicidios masivos de fanáticos con jugo de naranja recargado con cianuro, ni mucho menos su muerte.

Basta y sobra anotar, que el 14 de Junio post-sainete insurreccional, que prácticamente empieza a funcionar desde enero del ’64, tenía pocos vínculos con los participantes en esa aventura, recluidos en La Victoria.

De hecho, se impuso el movimiento del balance autocrítico, que puso de relieve el desastre que, de arriba abajo, había sido el 14 de Junio con Manolo Tavárez Justo y sus epígonos, como conjunto de charlatanes y aventureros ineptos.

Y durante el año ’64 y el ’65, hasta abril, el 14 de Junio siguió una línea de acción política que fue la total negación de las masas y de la lucha política; por lo que se desarrolló un activo e importante movimiento ideológico y político, de adhesión y estudio del marxismo-leninismo, de las obras de Stalin y Mao Tse Tung, que fue lo que motivó que las corrientes castro-guevaristas y aventureras sintieran pánico y sus miembros se aventuraran a hacerse presentes en el país con fines de crear disturbios internos; no obstante, lo que lograron restaurar, para después de la Guerra de Abril, fue su canto del cisne, como antesala de su inevitable muerte ideológica y política.

Eso de que, la patética tragicomedia que culminara con la muerte de Manolo Tavárez Justo, fuera un catalizador de la Revolución de Abril, es una afirmación peregrina y absurda; puesto que, lo que se produjo en abril, como resultado de las acciones de las masas armadas, era la total, cabal y completa negación del sainete insurreccional del 21 de Noviembre del ’63, y que culminó el 21 de Diciembre con la muerte, la capitulación y entrega de Manolo Tavárez Justo; y, con ello, se despidió, sin pena ni gloria, del escenario revolucionario, para hoy ser objeto de un proceso de tráfico, de Minou Tavárez Mirabal, Manuel Tavárez Mirabal, Leandro Guzmán, un convicto y confeso agente de la CIA, como Minou una prostituta política y mercenaria anti-dominicana, vendida a la ignominia de querer lograr la destrucción de la nación dominicana para su fusión con Haití, para lo que le paga la USAID-CIA, la Unión Europea, los organismos mercenarios de la ONU y cuantos grupos monopolistas y oscurantistas, como la Iglesia Católica-Vaticano, están apostando a la destrucción de la República Dominicana.

De Manolo Tavárez Justo, no hay movimiento popular o revolucionario que lo levante, por cuanto su figura tiene profundos amarres y ataduras anti-populares, anti-nacionales y anti-comunistas.

Lo que sí se está operando, es el proceso de cómo se convierte en instrumento de los enemigos que de boca dijo combatir: el imperialismo, la reacción y el régimen oligarquía, con el predominio de la burguesía burocratizada, de la que forman parte los hijos de Manolo Tavárez Justo, los de Patria con Pablo González, Francisco, Nelson y Noris, como la hija de Leandro Guzmán y María Teresa y los de Ventura Simó, con cuya viuda casó en segundo matrimonio.

 

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