SIGFRIDO PARED PEREZ PROMUEVE EL TERRORISMO DE ESTADO

El al igual que los demás funcionarios del actual desgobierno se comportan como el tiburón cebado hambriento de carne de ciudadanos al margen de la Constitución y todo el andamiaje jurídico vigente

11-07-2013

 

          Sigfrido Pared Pérez, que es por segunda vez Secretario de las Fuerzas Armadas, el que es a su vez el más alto cargo militar, siempre como servidor del desastre neoliberal globalizado del pálido pelegato boschista; primero con el indiscutible capo di tutti capi, el paranarco terrorista y pontífice de la orfandad olímpica de todo cuanto sea escrúpulos y pudor, Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández, quien dispuso, ordenó y confeccionó la estrategia de la reentronización en la vida nacional y la sociedad dominicana del terrorismo de Estado y la práctica de las ejecuciones y fusilamientos de ciudadanos sospechosos de delitos, por parte de los escuadrones policiales de la muerte como fuente de los asesinatos de Estado, crímenes estos resultantes del terrorismo de Estado, que del 1996 a la fecha actual, alcanza un balance no menor de 50 mil ejecutados, y victimas en consecuencia, del consabido terrorismo de Estado, el que Leonel Antonio Reyna formalmente anunció y oficializó el 1º de noviembre del 1996, a los 75 días de haber ascendido por primera vez al poder del Estado, en su célebre alocución. El Contraalmirante Sigfrido Pared Pérez, un hombre de amaneramientos abiertamente afeminados, que muchos quieren tomar como formas de refinamiento y de prudencia, lo cual acaba el mismo de desmentir, al afirmar, que su firme convicción es seguir asesinando, desde los órganos coercitivos y represivos del Estado por medio de las ejecuciones y fusilamientos de ciudadanos sospechosos de haber cometido delitos, lo cual no está amparado por ninguna ley jurídicamente legitimada y mucho menos por la Constitución vigente, en la que no se establece el fusilamiento de los ciudadanos como penalidad que puedan dictar jueces civiles ni los correspondientes tribunales de justicia.

Y curiosamente ofrece una proporción, que aunque acomodaticiamente presentada a la entera conveniencia del terrorismo de Estado imperante, entre la relación de los civiles a ejecutar por militar o agente policial caído a manos de supuestos civiles, que no siempre son tales, sino más bien policías y militares forajidos dedicados a la vida delictiva, dicha proporción de 50 ciudadanos civiles a matar por cada agente policial o militar asesinado, con solo sumarle 25 a los 50 para cerrar en 75 ciudadanos muertos por el terrorismo de Estado, por cada policía o militar muerto en la vorágine de la espiral ascendente del crimen generalizado que han impuesto los gobiernos pálidos pelegatos boschistas y el del Perrodé, Rafael Hipólito Mejía, con anuencia y complicidad recíprocas, además, de los de las sabandijas del Partido Reformista Social Cristiano del tirano alimaña Joaquín Balaguer.

          El que Sigfrido Pared Pérez haya expresado de manera tan franca y explicita, la predisposición de las Fuerzas Armadas de ordenar la programación de los asesinatos de Estado, del terrorismo desde el Poder, en proporción de 50 civiles fusilados por guardia o policía muerto, no sería un hecho aislado ni sorprendente, ya que su hermano Reinaldo Pared Pérez, desde la presidencia del senado, hace cosa de 10 días que habría exhortado a persistir en la mano dura para proseguir la perpetración de los fusilamientos y ejecuciones.

          De igual modo y lo mismo ocurre con la Cámara de Diputados, con lo que ésta y la de senadores compiten para establecer quién se lleva la corona de laureles en sus campañas respectivas a favor de las más grandes infamias y las peores ignominias de la corrupción y de todo cuanto sea crimen y depredación. Como se puede comprobar en la comisión de corruptos, cómplices y coparticipes del reinado del delito entronizado en el Poder, con el bochornoso caso de las actividades de corrupción y paranarco del crápula Félix Bautista, mano derecha del capo di tutti capi Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández.

Al igual como viene ocurriendo ante todos estos casos, el flamante incumbente del Poder Ejecutivo se ha hecho irresponsablemente el chivo loco, o de que no es con él, ante las escalofriantes declaraciones del enigmático Sigfrido Pared Pérez de: 50 civiles a ser asesinados por cada guardia y policía que caiga víctima de la vorágine de violencia desatada, y que al parecer con el mayor beneplácito, con sus fines macabros por delante. es alentada y fomentada por los círculos de los estamentos políticos del poder oligárquico y entreguista pálidos pelegatos boschistas, como de los perrodé Miguel Vargas Maldonado y de Rafael Hipólito Mejía y todo aquel que se presuma dirigente del infame Perrodé como de las sabandijas seguidoras de la alimaña anti-nacional y anti-popular Joaquín Balaguer.

Esta preocupación nuestra, de la irresponsabilidad y carente de toda seriedad con que asume el incumbente del Poder Ejecutivo la cuestión del terrorismo de Estado, del que se jactan, pavonean y cimbrean, sin importarles un carajo, que con ello se están expresamente vulnerando los cimientos y premisas que hacían, que asuntos de tanta importancia como el asunto éste del Estado de Derecho y de la institucionalidad, respeto a los derechos democráticos constitucionales, como si no fuesen parte de lo esperado que se haga realidad más o menos a cierto corto o mediano tiempo o plazo.

Ocurre a veces que cuando se carece de la calidad y formación necesarias para desempeñar ciertos elevados cargos en el Poder rector del Estado, o gobierno, en este caso el dominicano, como de cualquier institución eventualmente que desempeñe un rol de importancia en la sociedad en general, y así de la vida nacional, dichos funcionarios públicos o personajes del sector privado empresarial o de la prelatura de la Iglesia Católica- Vaticano, que es de naturaleza privada igual que cualquier empresa dedicada a explotación de una u otra rama de la economía, salvo la diferencia de que los círculos privados que forman los capitalistas desempeñan una función dentro de la producción capitalista, como órganos del capital, mientras que los holgazanes de la Iglesia Católica-Vaticano y del cristianismo, o de cualquier confesión o iglesia distribuidora de cualquier variedad del opio de la humanidad que es la religión, que son intrínseca e inveteradamente improductivos y archi parasitarios a ultranza, representantes innegables de las clases improductivas y de los holgazanes o zánganos. Esos huérfanos de calidad intelectual-cultural, como de la honradez y la honestidad que se necesita para ser personas limpias y decentes, no tienen miramientos para salir del paso en recurrir a truculencias y vulgaridades abominables. Lo mismo ocurre con los mercenarios, que, por su falta de ética y su condición de amorales, aunque pueden tener conocimiento de la infamia y la ignominia que ostentan, no vacilan en hacerse los ignorantes, los huérfanos de calidad intelectual y cultural, con tal de que siga su curso impetuoso el desastre imperante.

El incumbente del Poder Ejecutivo en el desempeño de esa faceta, un tanto repugnante, que conlleva a la escenificación de ese papel del carente de calidad e integridad requeridas para el cargo, había hecho unas declaraciones demandando del Poder Judicial y de los jueces, una mayor drasticidad contra la delincuencia a nivel judicial, y por lo tanto de naturaleza legitima, y las directamente contrapuestas a esa posición del incumbente del Poder Ejecutivo, fueron las palabras del enigmático Secretario de las Fuerzas Armadas, Sigfrido Pared Pérez de, descartando secundar la solicitud del Presidente del Poder Ejecutivo, y pasando a atreverse a proclamar, contraponiéndose así, directa y abiertamente, a lo demandado por el Presidente del Poder Ejecutivo, del Poder Político del Estado Dominicano, esto es del gobierno, procediendo, contrario a la  posición de éste último, a declarar su inclinación a asesinar a 50 ciudadanos civiles por un sólo policía o militar muerto a manos de supuestos civiles dedicados a actividades delictivas.

Hace poco, que a raíz de un caso de asalto y asesinato de una señora de 71 años de edad a manos de los ladrones, oímos a una creatura abominable y repugnante, secundada por un bufón o payaso de mala muerte que le hacía coro, José La Luz, es el nombre del depravado y degenerado, perteneciente al grupo de lacras y crápulas del circulo de infames del capo de capos en Villa Juana, esto es de Leonel Antonio Reyna, y demostrando que, en su deslizamiento por la pendiente enjabonada del precipicio que desemboca en el más pestilente pantano de excrementos, pendiente resbalosa esa que al empezar el deslizamiento sobre ella, no hay manera ni forma de detenerse o pararse, sino sólo y únicamente llegando hasta el mismo fondo del pantano-fondo del vertedero, con su voz destemplada y más bien con estilo altisonante de cabaretera de mala muerte, José La Luz, con el coro del payaso, con una pinta más que de mercenario de a tanto por línea, de un cooky o cocinero de fonda, abogaba por que la Policía Nacional le diera para abajo, sin esperar autoridad judicial ni reparar en orden jurídico prevaleciente, a esos delincuentes. Y citaba el caso de los que habían matado a un joven profesional para asaltarlo y robarle tanto prendas como un arma de fuego que portaba, así como el de la señora de los 71 años de edad.

Y reiteradamente decía: la policía debe proceder a matar a esos sujetos sin importarle nada ni nadie.

Pero al momento de la misma Policía Nacional reportar la captura de los asaltantes y asesinos, no pudo ocultar que uno de los principales cabecillas de estos era un sargento activo de las filas policiales, así como de otros vinculados a la misma institución y por igual a cuerpos de las Fuerzas Armadas.

¡Qué buena y contundente lección a disparatosos y aventureros, charlatanes e irresponsables, degradados lúmpenes, como este José La Luz! Eran los autores del hecho como de otros similares una banda de delincuentes parapoliciales y paramilitares, lo que sería corroborado por el arsenal del tipo de armamento de fuego de que disponían.

Es que sólo siendo parte de una, específicamente de la peor banda del bajo mundo, y de las prácticas gansteriles del asesinato de Estado, del terrorismo de Estado, del paranarco terrorismo y todo cuanto signifiquen actividades antisociales de carácter criminal, banda esa cuya inminente peligrosidad es precisamente que está enquistada en el Estado y en los órganos de poder de éste; y sólo así se puede abogar por otorgarle una patente de corso a través de un cheque en blanco y previamente firmado, para que se deprede a su discreción y antojo, sin otros limites que su propia capacidad de violencia.

Eso de José La Luz, que nadie se engañe, son las instrucciones, pautas y recetas del criminal de lesa humanidad y paranarco terrorista convicto y confeso Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández. En este espinoso terreno, José La Luz es lo mismo que representa el crápula depravado y gánster desalmado Félix Bautista, en cuanto su testaferro para el lavado de capitales de podrida procedencia así como para el narcotráfico, como se vio en el caso de David Figueroa Agosto y su banda que incluía a varias de las Peláez Frapier, quienes trabajaban en esa cobertura del narcotráfico, como parte del engranaje de Leonel Antonio Reyna.

Pero el asunto se viene tornando cada vez de mucha mayor gravedad, puesto que el incumbente del Poder Ejecutivo, rehúye en forma pusilánime y falta de dignidad en un primer mandatario de la República Dominicana, cuando se le requiere la razón o razones, para que a estas alturas de conocer las implicaciones del viejo palero trujillista, Vincho Castillo, en la criminalidad y la corrupción imperante, al mismo tiempo que se ampara en su condición de Ministro de ética y anticorrupción en el gobierno, cuando este Vincho Castillo es un verdadero capo y pontífice del crimen organizado y de todo cuanto signifique corrupción.

La respuesta de parte del incumbente del Poder Ejecutivo, no pudo ser más irresponsable, acto propio de un descalificado intelectual y moralmente, que no repara que un primer mandatario tiene prohibido hacer de charlatán.

El presidente del Poder Ejecutivo del gobierno solo expresó en forma socarrona: La gente lo que quiere es sangre. Y acto seguido dejó a los periodistas con la palabra en la boca y se largó, acompañado del coro de bufones de sus acompañantes a todas luces característicamente impensantes.

El panorama que se viene configurando es de un gran vacío de poder, lo que encierra un terrible peligro para la estabilidad democrática y la seguridad ciudadana.

¿Qué quiso decir este sujeto con esa insidiosa expresión: “La gente lo que busca es que corra la sangre”?

Y para colmo y remate, para el 10 de julio, aparecieron las capciosas opiniones de un jerarca de la USAID-CIA-Ucamaima, de los agentes de éstos de Participación Ciudadana y de otra fachada de aquellas, que es Finjus, que es Servio Tulio Castaños Guzmán, que opinó, tan alejado de su envoltura jurídica como de supuesto integrante de la manoseada sociedad civil, y procedió a hablar exactamente como un contratista político de la CIA, por un lado, y como operario de ésta en el manejo a su antojo de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y demás cuerpos coercitivos de la nación.

Véanse y obsérvense en los aspectos que en forma precisamente inoportuna, juzgó el nombrado Servio Tulio Castaños Guzmán, las impertinentes, enfadosas, indiscretas e imprudentes, sino provocadoras declaraciones del enigmático Secretario de las Fuerzas Armadas, Sigfrido Pared Pérez, y abundó, juzgándolas sólo y únicamente de: desconocer que lo que se impone es la “cordura”. Agregando en forma incongruente en sus expresiones: “Nosotros esperamos que no, que eso no suceda, y que las Fuerzas Armadas se comporten como siempre lo han hecho”.

Abundando que, prefiere que  ese tipo de pronunciamientos  se den  en el marco institucional, y no desde los medios de comunicación. “Ahora lo que se impone es la cordura, y que el Estado dominicano refleje que en medio de sus instituciones hay  una unidad para abordar el tema de la violencia, porque esa labor que hacen las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en sus respectivos ámbitos, es la que desde su ámbito hacen también los miembros  del Poder Judicial, que es verdad que han sido deficientes, pero vamos a tratar de coordinar y ver de qué forma podemos fortalecer nuestras instituciones”, dijo Servio Tulio Castaños Guzmán.

Pero lo que aún reviste mayor gravedad es la manera y el estilo de charlatán e inepto como irresponsable en cuerpo y alma, el Ministro de Interior y Policía, el conocido Monchy Fadul, quien reafirmó que debe proseguir la política del exterminio y las ejecuciones, que conforman la practica, ya inocultable, del terrorismo de Estado y de transgresión sistematizada de todo el orden jurídico instituido por las leyes y por la Constitución.

Y así chabacanamente dijo: “El pronunciamiento del Vicealmirante Pared Pérez “fue un decir”, pasando a reafirmar la práctica terrorista de las ejecuciones policiales bajo el alegato de los intercambios de disparos; afirmando en aras de esto: “la delincuencia hay que continuar combatiéndola como hasta ahora se está haciendo”.

Para a continuación pasar a enaltecer la toma de las calles por el patrullaje mixto de policías y efectivos de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas, como sí lo mismo no fuera síntoma innegable del desplome y bancarrota de los mecanismos tradicionales, para las bandas en el poder del Estado poder llevar a cabo el saqueo del país que tienen indetenido.

Puntualizando: “Las tropas mixtas están haciendo una gran labor; seguir siendo enérgicos y eficientes, eso es lo que queremos”.

Como se puede palpar y apreciar, ni en la llamada sociedad civil ni en las ONGs, hay interés en resaltar lo que realmente es grave e inaceptable desde el punto de vista de la Constitución y los derechos: las amenazas de tiburón cebado de parte del Secretario de las Fuerzas Armadas, Sigfrido Pared Pérez.

Como tampoco dicen nada de que las autoridades, para imponer la seguridad, no tienen ni por qué pisotear la Constitución, ni mucho menos amenazar con dar baños de sangre, 1 a 50 ejecutados.

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