GENUFLEXIÓN LACAYO LUIS ABINADER ANTE EL IMPERIALISMO Y LA IGLESIA CATOLICA

Todas las ramas de las Fuerzas Armadas Dominicanas son parte de la trama de entregarle nuestra Patria a los haitianos

15-09-2024

 

La genuflexión del lacayo y siervo de la gleba ante el imperialismo y los haitianos, por parte del mojón y embeleco con muchos flecos, que usurpa la presidencia del poder ejecutivo del Estado Dominicano, el nombrado Luis Guaidó Duque Abinader Corona, haitiano y Judas, perteneciente al submundo de gitanos y apátridas árabes. Este Abinader Corona, ha causado una ofensa a la República Dominicana más que humillante, más que escandalosa. Es un hecho vergonzoso lo que está haciendo, sin precedente en la historia de la ignominia y la infamia articulada en República Dominicana.

Es un hecho que enloda a los dominicanos de tal manera, que todo el agua de la geografía Nacional no será suficiente para desenlodar el embarre hecho por esta gentuza procedente de la etnia árabe, que constituye indudablemente una peste para la sociedad Dominicana.

No solamente está la entrega a los haitianos, no solamente está el que ha puesto todos los órganos de la defensa de la soberanía nacional al servicio de la  haitianidad, con trucos realmente vergonzantes; como es el caso de poner a las fuerzas armadas de aire, mar y tierra a, so pretexto de ganar preseas en competencia, olímpicas, darle la nacionalidad a haitianos que no califican constitucionalmente, y presentarlos como ídolos para la juventud y la próximas generaciones de dominicanos.

Basta y sobra conocer los casos de la tal Marileidy Paulino, Fiordaliza Cofil, Marysabel Senyu, Zacarías Bonnat y los hermanos Luis y Bernardo pié para confirmar lo que estamos diciendo.

Es que este gitano apátrida, haitiano árabe, de Luis Abinader Corona, como un desclasado estafador, se ha dedicado a involucrar a los órganos de la defensa de la soberanía Nacional, particularmente en el caso de las agresiones haitiana en un complot directo contra el estado Nacional dominicano.

Y los dominicanos no debemos mostrarnos indiferentes ante esa situación.

Ya no basta con que la gran mayoría de haitianas paren, sin costo alguno, en nuestras instalaciones hospitalarias que se construyen con los impuestos de los dominicanos. No basta darle los servicios de los médicos dominicanos, que se forjan en las universidades y centros educativos construidos con los recursos de los dominicanos; también le donan la sangre a las haitianas para atenderse en los hospitales, y a los haitianos; mientras que los dominicanos tenemos que pagar más de 3,500 pesos por una pinta de sangre, que es comercializada indolentemente por las autoridades del gobierno actual, igual que las de otros gobiernos anteriores lacayos y sumisos, no solo al imperialismo norteamericano, sino también y, sobre todo, a la maldita Iglesia Católica, Vaticano, parásita inveterada del pueblo y la Nación Dominicana.

 

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